lunes, 31 de mayo de 2010

LA PRIMERA COLECCIÓN


Apenas tenía 10 años y ya enredaba entre alicates, fornituras y cuentas de cristal.

Aquellos días, el medio era la pasta de papel (poco después descubrí que aquella pasta se llamaba papel maché). Las manos siempre empapadas de esa mezcla lechosa que surge de la unión de la cola blanca con agua. Y el papel de periódico, hecho pedacitos, sumergido en una zafa. Y los tiempos de espera, interminables. ‘Robarle’ el horno a mi madre para acelerar el proceso de secado. Y las pinturas, esparcidas por la mesa, tintándolo todo.

Y más espera, para poder dar el barniz, y más tiempo para que este seque. Y por fin, llega el montaje.

Eran tiempos en los que conseguir un gancho para un pendiente parecía una odisea. De aquella, iba cambiando los ganchos de un pendiente a otro, o pasaba por los mercadillos para comprar un par que no me gustara demasiado y que así no me diera ‘pena’ desmontar el trabajo de otro.

Poco después, vino una amiga con un nuevo descubrimiento. Tenía en casa una bolsita con una etiqueta que rezaba: ‘Pasta de papel. Mezclar con agua. Amasar. Dejar secar’.

Nos pusimos manos a la obra. De esas tardes de sábado nació lo que luego entendí que fue mi primera colección. En principio iba a ser un trío de pendientes que reprodujese los órdenes clásicos. Y así nacieron las columnas ‘Dórica, Jónica y Corintia’.

Pero los libros de arte y las columnas ya me habían atrapado. Seguí jugueteando con ellos. Desde los pilares del Partenón viajé al Palacio de Cnosos, a las abadías cistercienses, a los templos aztecas… y por fin completé la colección.

Aquello fue un punto de inflexión que hizo que durante ocho años siguiera disfrutando del placer de crear joyas.

Aparqué durante años lo que para todos era una simple afición. Lo borré de mi mente, hasta que hace ocho años volví a reencontrarme con esas piezas que aún estaban guardadas con mimo en una vieja caja que hacía las veces de joyero.

Ahora no trabajo con periódicos viejos, he cambiado el papel maché por arcilla polimérica, las cuentas de cristal por piedras semipreciosas y las fornituras de metal barato por plata de primera ley. Pero esos cambios sólo son materiales, lo que descubrí hace ocho años es que no puedo vivir sin crear.

1 comentario:

Cristian dijo...

Me gusta mucho la creatividad y el arte y por eso trato de admirar el trabajo de distintos artistas. Cuando tengo la oportunidad de hacer algun cursos a distancia en chile trato de hacerlo ya que no suelo tener el suficiente tiempo como para ir a alguna institución a hacerlo, ya que debo cuidar de mis hijos