martes, 27 de julio de 2010

MARK KNOPFLER EN MURCIA (II)


No tengo muchas ganas de escribir una crítica del concierto del sábado, simplemente diré que fue sublime, que me emocionó, que durante dos horas mis problemas se fueron muy lejos de mí. Que lo del sábado es música en estado puro, gusto, saber estar, un verdadero placer.

He leído una crítica que apareció ayer en el diario La Verdad (en su edición de internet) y con el que estoy en completo desacuerdo.

Os lo copio aquí debajo, junto con dos comentarios de dos asistentes al concierto.
MARK KNOPFLER: EL HOMBRE TRANQUILO
Sin levantarse ni una vez de su taburete y con un invariable tono confidencial, interpretó en Murcia catorce canciones durante dos horas
26.07.10 - 00:31 - JAM ALBARRACÍN

No sé si Mark Knopfler será fan de John Ford o si habrá estado alguna vez en Innisfree, pero la noche del sábado en Murcia mostró su particular versión de 'El hombre tranquilo', ofreciendo un set de elevada técnica instrumental y mínimo ritmo, que remitió con frecuencia a las costas de Irlanda y en el que, las matemáticas no engañan, interpretó catorce canciones para un total de 120 minutos. Sin levantarse ni una vez de su taburete y con un invariable tono confidencial.

Una plaza de toros no parece el mejor escenario para un show de velas y auditorio, pero manda el jefe y su colección de guitarras y Knopfler decidió ofrecer un repertorio de baladas en el que 'Sultans of swing' resultó el momento de tempo más alto, pese a ofrecer una versión ligeramente ralentizada. Ocurrió también, pero de modo más rotundo, con su slow motion de 'So far away' -si la toca más lenta, se para-, dos de las cinco canciones de Dire Strait que sonaron, siempre con solvencia instrumental. Las tres restantes fueron 'Brothers in arms', 'Romeo and Juliet' y 'Telegraph road', las dos últimas lo mejor del concierto.

Todo orbita, no podría ser de otro modo, sobre Knopfler y sus fraseos de guitarra, con su peculiar y ultrareconocible estilo fingerpicking, sin excesivos alardes -no los necesita- y, esto sí, con unos decibelios de más cada vez que se arrancaba como solista. La voz, en cambio, sigue siendo tan bonita y profunda como siempre, aunque no levanta el tono ni para pedir agua. De hecho, en la citada 'Sultans of swing' ni siquiera impulsa el mínimo aliento necesario en los puentes -ya saben, cuando 'a band is blowing dixie'-, que no es que sea ópera, precisamente. Sedación, todo parecía sedado. ¿Alguien puso algo en las bebidas?

Mark Knopfler abrió el concierto con 'Border reiver' y lo cerró con la atmosférica 'Piper to the end', justo las canciones con que comienza y acaba su última entrega discográfica, 'Get lucky'. Sin más noticias del disco. El resto fueron siete piezas de su trayectoria en solitario y las cinco citadas de Dire Straits. Bonita 'Sailing to Philadelphia'; acústica y un poco Johnny Cash 'Marbletown'; folkies casi todas las demás, en especial la sazonada con gaita 'Done with Bonaparte'; de final rockero -único atisbo de rock en el concierto- en la no obstante balada 'Speedway at Nazareth', donde por fin aparece la distorsión y suben los decibelios, que no la velocidad.

Huelga señalar que los momentos más emotivos llegaron con las inmortales canciones de Dire Straits. La balada (¿me repito?) 'Romeo and Juliet' fue la primera en caer y, ya saben, los pelos como scorpions. Con 'Sultans of swing' recordamos a nuestras primeras novias pese a lo descafeinado de la versión, en la que Knopfler respeta la parte final y más espectacular del segundo solo de guitarra. En 'Telegraph road', también lenta pero con desarrollo y cambios de intensidad, la banda da muestras de lo que sería capaz de hacer, si el jefe tuviera a bien.

Los bises fueron directamente soporíferos: 'Brothers in arms', la versión slow de 'So far away' y la densa, pero densa, neblina de 'Piper to the end'. Hubo un momento -los ojos cerrados, la cabeza caída- en que llegué a pensar que se dormía. Pero despertó, saludó, se llevó la merecida ovación. Más por lo que fue que por lo que mostró, por más que escuchar su acariciante voz y su delicada maestría como guitarrista bien valgan una misa de 50 euros. Y tal vez hasta dos.

El primer comentario
26/Jul/2010 - 14:48:49 - miguel guitarra
Discrepo totalmente con el articulo, primero porque ya sabiamos todos que ibamos a un concierto de Mark Knopfler no de Dire Straits, segundo porque ademas el concierto era promocionando su último disco "Get Lucky", por lo que a mi me parecio grandioso, eche alguna canción de menos como "Money for nothing" y quizas menos Folk y mas Rock, pero como ya he comentado era de preveer despues de oir el último disco, se ve que alguno le pillo de nuevas. Es uno de los mejores que he asistido, la banda impecable y el a la altura de los mas grandes. Sin grandes alardes de luces y pantallas, lo que premiaba era el sonido y sobre todo el de su guitarra. Por último concretar que no soy incondicional ni de Mark Knopfler ni de Dire Straits, pero como amante del rock y de lo bueno no podia dejar pasar la ocasión y no me defraudo nada aunque con el repertorio que tiene este hombre podria a ver estirado un poco mas el tiempo y haber tocado 3 o 4 temas mas, es la única critica que le puedo hacer. Para mi que la gira haya pasado por Murcia ya ha sido todo un regalo.

Y el segundo
26/Jul/2010 - 16:52:25 - Alfonso
No defraudó en absoluto. Lo que se vivió en Murcia el pasado Sábado es uno de los mayores regalos que uno de los grandes de la música nos ha hecho. Un nivel de interpretación de un nivel máximo al que muy pocas bandas pueden llegar, sin tener que adornarse y recurrir a efectos visuales y alardes tecnológicos. Fue, eso sí, música en estado puro, sin trampa ni cartón. Con un postrado Knopfler, con sus problemas de espalda y contra recomendación médica, hizo vibrar y emocionar a los que lo seguimos tantos años. No estoy en absoluto de acuerdo con el artículo, ya que se sabía que no se iba a un concierto de Dire Straits, sino de Mark Knopfler que hace ya muchos años dejó de buscar superventas para centrarse en hacer la música que quiere hacer. A poco que alguien sepa algo de su discografía ha podido ver la evolución del artista y su influencia por el folk y la música country. El autor del artículo habrá escuchado una versión máquina o tecno del so far away porque nunca ha sido rápida y desde luego el sultan of swing ha pasado por multitud de versiones, largas, cortas, rápidas, lentas, con piano al final, con el saxo, etc... La del otro día es una más y con unos fraseos de guitarra excepcionales. El único pero que le pongo fue la duración, ya que alguien con su trayectoria necesita bastante más tiempo para desempolvar todos sus éxitos, pero bueno, ya se vio que el hombre no está en plenas condiciones físicas. Sigue siendo un Dios de la guitarra, y un músico de muy muy altos vuelos. Una noche inolvidable.

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